El primero ofrece un perfil completo de las 26 fortalezas en una jerarquía de mayor a menor mediante 26 preguntas. El segundo, es capaz de informar sobre la satisfacción que siente la persona con lo que le ocurre a su alrededor y se mide a través de 5 preguntas.
Para interpretar los datos de este estudio hay que tener en cuenta que las fortalezas personales surgen de la combinación de pensamientos, emociones y comportamientos adaptativos que las personas experimentan de manera natural y en diferentes grados, y que son susceptibles de entrenamiento.
Las fortalezas hacen que una persona se sienta más auténtica, más vital y con niveles más altos de energía cuando se muestran de manera equilibrada, y contribuyen al florecimiento o al funcionamiento óptimo de personas, grupos e instituciones.
Uno de los datos más llamativos del estudio ha sido que las mujeres tienen mayores niveles de funcionamiento óptimo, es decir, utilizan sus fortalezas de forma más equilibrada. Además, conocen mejor lo que sienten, tienen más facilidad para ponerle nombre e incluso para saber cuál es la función de esa emoción.
Otro dato extraído del estudio es que los hombres tienen más facilidad para gestionar las emociones, les resulta más sencillo que a las mujeres pasar página. En la práctica la mujer quiere hablar más sobre lo sucedido y el hombre está más orientado a buscar una solución.
Estudios como este ayudan a entender y usar estas diferencias de forma eficaz, para que equipos de todo tipo, desde familias hasta los diferentes departamentos de una empresa, puedan funcionar mejor al complementar sus fortalezas.