La inversión de impacto es aquella que cambia el paradigma histórico de las inversiones que pasan de solo buscar conseguir un beneficio económico a querer también tener un beneficio social o medioambiental. Agustín Vitórica, fundador y co-CEO de GAWA Capital, que habla hoy sobre el tema en un acto del Instituto de Estudios Financieros (IEF), explica la importancia de las empresas sociales en este proceso.
Para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), marcados por las Naciones Unidas, la inversión anual necesaria es de 3,9 billones de dólares, una cifra que queda muy lejos de los 1,4 billones comprometidos de dinero público. En esos 2,5 millones que faltan es donde entran las empresas sociales, manifiesta Agustín Vitórica.
Vitórica explica que el trabajo de estas empresas es conseguir las inversiones privadas necesarias para ayudar, entre otras necesidades, a los más de 2 mil millones de personas que no tienen acceso a servicios financieros, a los 380 millones de niños pobres que no van a la escuela o a los 270 millones de pequeños productores agrarios que no tienen acceso a financiación para la compra de insumos. Las inversiones de impacto, sin embargo, no son tan solo un acto altruista, sino que también consiguen un retorno financiero con beneficios.
Para conseguir estos objetivos las empresas sociales lo hacen a través del ‘blended finance’, es decir, que utilizan las inversiones públicas cómo catalizador para conseguir inversión privada y asegurar así también que esta tendrá un retorno positivo.
Los datos del grupo Global Steering Group (GSG) informan de que la inversión de impacto en 2018 llegó a los 500 millones de dólares y la previsión es que llegue a los 30 billones para el 2030 y se multiplique hasta llegar a los 170 billones de dólares en 2040. Vitórica afirma que si se cumplen estas previsiones se llegará a la ‘economía del impacto’ que será el momento en que todas las inversiones “se evaluaran por el impacto positivo que generen”.