Desde mediados de los años ochenta que comencé a trabajar como periodista en Corea del Sur, las tensiones, algunas de enorme gravedad, entre las dos Coreas, nunca desaparecieron, pero ni antes Kim Il-sung, ni su hijo, Kim Jong-il, atacaron a sus vecinos del Sur ni tampoco ahora lo hará el nieto del fundador del país, Kim Jong-un, pero ello no es óbice para considerar la tensa la situación con la destrucción de la Oficina de enlace con el Sur tras cortar las comunicaciones, pero con dos puntos referenciales importantes. Primero, reforzar la imagen de Kim Yo-jong, hermana del actual líder y, segundo, presionar a Seúl para que EEUU levante las sanciones económicas que pesan sobre el régimen.
“Ya hemos interrumpido todas las líneas de comunicación entre ambas partes coreanas, en consonancia con la voz indignada de la población que exige cobrar el precio de la fechoría intolerable cometida por las escorias humanas y sus cómplices. A continuación, la rama correspondiente de nuestra parte tomó la medida rotunda de destruir la Oficina de Enlace Conjunto Norte-Sur enclavada en la Zona Industrial de Kaesong”, así reza la parte norcoreana.
Por su parte, Corea del Sur, cuyo presidente, Moon Jae-in, recibió algunas críticas por no tomar medidas suficientemente duras cuando Corea del Norte realizó una serie de ensayos con armas de corto alcance el año pasado, recibe al mismo tiempo un serio revés para restaurar las relaciones entre las dos Coreas y eso que su Gobierno ha prohibido a los desertores norcoreanos enviar mensajes contrarios al líder Kim Jong-un en globos de plástico, una actitud positiva para evitar tensiones pero que al final Pyongyang no ha valorado así y por ahora una ruptura entre ambas parte perjudicaría más al régimen norcoreano.
La hermana del líder, Kim Yo-jong, amenazó esta misma semana de echar por tierra el deshielo entre gobiernos de los últimos años por culpa de las actividades “hostiles” de “escoria humana”, en clara referencia a los desertores norcoreanos que viven en Seúl, pero a la vez la vehemencia de la actual subdirectora del Comité de Asuntos de Estado, reprochando a Seúl que permita “la mala conducta” de “perros mestizos como basura” que “calumnian” a Corea del Norte en el “problema nuclear” ha conducido finalmente a la destrucción de la Oficina de enlace con el Sur y al mismo tiempo obtiene una valiosa calificación política por si llegara el momento de coger las riendas del poder para sustituir a su hermano Kim, de quien últimamente no se conoces sus actividades públicas y en medio de ciertos rumores sobre su salud.
La hermana del líder norcoreano, Kim Yo-jong, señalada como artífice de las últimas medidas, ya advirtió los pasados días lo que podía pasar al advertir: "Antes de que pase mucho tiempo, veremos una trágica escena de la inútil oficina de enlace conjunta Norte-Sur completamente destruida".
El hecho es que Corea del Norte voló un edificio de oficinas de enlace intercoreano justo al norte de la frontera fuertemente armada con Corea del Sur, ubicada en la localidad fronteriza norcoreana de Kaesong, y claro los distintos rumores tienen todo tipo de interpretaciones, aunque el más sólido reside reformular todas las posibilidades para que EEUU levante las sanciones al régimen de Kim Jong-un, cuya economía no mejora y ahora con la pandemia del coronavirus la situación se hace más tensa.
Su vecino, Corea del Sur, pese a que su reacción ha sido más fuerte que en otros incidentes, seguirá intentando aplicar los acuerdos entre las dos Coreas, y obviamente esto no le perjudica a Corea del Norte, aunque la tensión sube y la desconfianza hacia una definitiva normalidad vuelve a encontrar escollos, pero la situación económica no es baladí en el país y ahora con Donald Trump en medio de mil problemas y perdiendo adeptos para las elecciones presidenciales de noviembre próximo todo hace indicar que por ahora el levantamiento de sanciones no se contempla pero sería necesario al menos eliminar más de la mitad de todas ellas aunque todo va condicionado a las conversaciones nucleares entre Washington y Pyongyang.
Y, mientras tanto, China, firme partidario de la estabilidad y la vuelta a las negociaciones nucleares, culpó a EEUU del estancamiento del proceso y resaltó las preocupaciones de Corea del Norte, en especial en el asunto de las sanciones que merman la economía norcoreana.
La escalada verbal de los últimos días ha terminado con la destrucción de la Oficina de enlace con el Sur, pero echar la culpa al envío de globos con propaganda y más cuando Seúl censuró esta iniciativa entra dentro de la estrategia de Pyongyang que ha criticado con dureza a EEUU por no hacer nada en el levantamiento de las sanciones, pese a los gestos del régimen desde 2018 como la suspensión de pruebas nucleares y de misiles intercontinentales, pero Washington quiere más y Corea del Norte quiere seguridad, pero la realidad es que ambos aspectos tienes que congeniarse lo antes posible dado que económicamente las sanciones están haciendo mucho daño al país.
Lo que es evidente que por ahora a Corea del Norte no le no será fácil encontrar a un aliado como el presidente surcoreano, Moon Jae-in, y firme partidario de una mayor reconciliación con Pyongyang, a donde viajó en junio de 2018 para programar la primera cumbre entre Kim y Donald Trump (Singapur-junio 2018), pero pese a este grave incidente, Seúl insiste en evitar cualquier confrontación, mantener el acuerdo de paz y reanudar las conversaciones para reducir la tensión entre los dos países después de que Pyongyang amenazara con una ruptura inminente de las relaciones.
En suma, la Oficina de enlace está cerrada desde finales de enero por temor al coronavirus y precisamente la propia institución, financiada con dinero surcoreano, se inauguró en septiembre de 2018 con el objetivo de facilitar la comunicación y los intercambios entre las dos Coreas, y fue históricamente la primera de este tipo entre Seúl y Pyongyang desde su división en 1945, un símbolo de la nueva política del presidente Moon hacia Corea del Norte.
Corea del Norte ha ido endureciendo su postura con EE UU y Corea del Sur en el último año tras el fracaso de la cumbre sobre desnuclearización de Hanói (febrero de 2019), en la que Washington consideró insuficiente la propuesta de desarme del régimen, pero que Pyongyang tampoco aceptó las condiciones estadounidenses.
Las dos Coreas permanecen técnicamente en guerra ya que el conflicto que las enfrentó entre 1950 y 1953 y en el que Estados Unidos lideró la coalición que apoyó al Sur acabó con un alto el fuego, el actual armisticio, y no un tratado de paz.