Podríamos estar en puertas de un Corralito Bancario. Pero no lo estamos. Aún. El Corralito, define la acepción 2 del diccionario, "es la limitación gubernamental impuesta temporalmente, con carácter general, a la libertad para disponer de los fondos depositados en las entidades financieras por parte de sus titulares". Es una decisión gubernamental que no se ha producido en España. Sin embargo, en España se está limitando la libertad de los titulares de fondos en las entidades financieras para disponer de ellos. Con conocimiento del Gobierno que debe controlarlo; del Banco de España (BE), que es el supervisor del sistema bancario español junto al Banco Central Europeo (BCE); y del propio BCE. Por tanto, ante las instituciones que deben ocuparse del asunto y velar por nosotros (Gobierno, BE, BCE y otras), estamos sometidos a los dictados de los bancos que limitan la libertad que teníamos. No es el Gobierno socio-comunista Sánchez-Iglesias quien limita nuestra libertad, sino los bancos comerciales que dirigen Ana Patricia Botin (Banco de Santander), Carlos Torres Vila (BBVA), José Ignacio Goirigolzarri (BANKIA) y otros.
La 'alarma corralito' apareció en la cola en una sucursal del BBVA. Podría haber surgido en cualquier otro banco, pero surgió en ésa. En Madrid, entre la calle de Padre Damián y el Paseo de la Castellana, en la calle de Juan Ramón Jiménez número 8. Tras un obligado peregrinaje veraniego para sacar dinero: Primero, sucursal del BBVA de Becerril de la Sierra, con atención al público pero sin Caja. Después, viaje a Madrid, ocho sucursal bancarias (BBVA y Banco de Santander) también sin Caja y con atención al público. Hasta llegar a la de marras, con caja pero limitando la hora hasta las once de la mañana. Con una señora atendiendo una cola que a las 10,46 era de 14 personas. Se atenderán a los que estén antes de las once, condescendió un empleado para calmar el guirigay.
¡A expensas de la condescendencia de un empleado del BBVA! Por temor a la pandemia, precaución y espera en la calle. También temor a perder dinero; y corralito. En la espera, vista en Google de los corralitos en Argentina, Chipre y Grecia. Y, pavor, reflexión sobre la situación e imposiciones de los bancos en España. El banco, otra vez el diccionario, "Es la empresa dedicada a realizar operaciones financieras con el dinero procedente de sus accionistas y los depósitos de sus clientes". Son empresas a las que el Estado y 'el sistema' permiten beneficios a cambio de servicio. Pero su servicio se ha reducido: Primero fueron las tretas financieras (participaciones preferentes y créditos atípicos), que produjeron, entre otras calamidades, la burbuja financiera origen de la crisis del ladrillo. Después, la confesión tácita de incapacidad, que supuso participar y canalizar el Sistema de Fondos de Inversión que libra a los bancos del albur, riesgo y responsabilidad que asume el cliente. Más tarde, el ahorro, para el banco y en contra del cliente, que imponen con sus medidas: Cierre de sucursales. Disminución de empleados y sucursales. Cajeros automáticos. Jeribeques administrativos con cambios de usos y costumbres. Y la limitación del servicio de Caja de varias sucursales.
Siguiendo con la reflexión, aparecen las obligaciones contractuales entre bancos y clientes, que están estipuladas en una legislación extensa. Entre ella, está la Ley 2/2009, que regula la contratación con los consumidores de préstamos o créditos hipotecarios y de servicios de intermediación para la celebración de contratos de préstamo o crédito. En ella, tras el "A todos los que la presente vieren y entendieren: Sabed que las Cortes Generales han aprobado y yo vengo en sancionar la presente Ley", aparece, sancionado por el Rey Juan Carlos I y refrendado por el Presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, el PREÁMBULO I, que trasciende a la Ley en que consta y advierte: "La Constitución Española establece que los poderes públicos garantizarán la defensa de los usuarios y consumidores, protegiendo, mediante procedimientos, la seguridad, la salud y los legítimos intereses económicos de los mismos... la protección de los consumidores y usuarios no se limita a un enfoque general sino que tiene una amplia presencia en todos los sectores de la vida económica con normas de protección específicas. En concreto, en el sector financiero la protección a los consumidores y usuarios es de especial relevancia, dado que están en juego no sólo sus intereses económicos sino la estabilidad del sistema".
Con la misma importancia que la Constitución da a la seguridad y salud, se establece que la defensa de los intereses de los usuarios que usan los servicios bancarios no se reduce a la protección de intereses privados, sino a la defensa de la estabilidad del sistema.
Cabe, pues, considerar la disminución de libertad que los bancos imponen distinguiendo tres efectos: Perjuicios para los afectados (usuarios y trabajadores bancarios), acaso sin contraprestaciones económicas. Beneficio para entidades bancarias, valorado en la Cuenta de Resultados y reducido por el impuesto sobre beneficios. Y, muy importante en el momento histórico actual, la estabilidad del sistema que no se manifiesta en la Caja cerrada del BBVA en Becerril de la Sierra ni termina en la cola de una sucursal del BBVA en Madrid, pero que alarma con la posibilidad de un Corralito en España y la atención o desatención de las instituciones que deben velar por nuestra libertad y la seguridad del sistema.