El nuevo ICBM tiene una envergadura mayor que la del Hwasong-15, considerado el proyectil de mayor alcance probado por el régimen hasta la fecha y, según los expertos, es el misil de combustible líquido más grande del mundo, o sea, un nuevo proyectil balístico (SLBM) que puede ser lanzado desde submarinos.
El desfile militar mostró los misiles balísticos de Corea del Norte por primera vez desde que Kim Jong-un comenzó a reunirse con líderes internacionales, incluido el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o el chino, Xi Jinping, entre otros, pero precisamente el estancamiento de las reuniones entre Washington y Pyongyang siguen ahí bloqueadas tras el fracaso de la cumbre de Hanói (febrero de 2019) sobre la desnuclearización y las sanciones.
No obstante, el impresionante desfile militar mostró unas lanzaderas erectoras móviles (TEL) de gran tamaño transportando el mencionado nuevo misil, y otro nuevo proyectil de alcance intermedio y combustible sólido (lo que agiliza su despliegue y dificulta su detección en contraste con un proyectil de combustible líquido).
La prensa norcoreana resaltó que el armamento mostrado era "ultra-moderno" y que simboliza "la disuasión nuclear para la auto defensa" de Corea del Norte, así como "una garantía para el futuro del país", mostrando al mismo tiempo nuevos sistemas de radar antiaéreos, lanzaderas de misiles con sistema de tracción de oruga e incluso blindajes para sus unidades de infantería.
El también presidente del Comité de Asuntos de Estado de Corea del Norte insistió en "preservar la eterna seguridad" del país, una de las claves que van siempre unidas al levantamiento de las sanciones que pesan sobre el régimen, de ahí esa exhibición militar que exterioriza firmeza ante cualquier movimiento interno o externo que pueda debilitar al país, en una alocución, que además de felicitar a las “fuerzas armadas” y al pueblo coreano, Kim no mencionó directamente a EEUU como su enemigo a batir, al igual que años precedentes, lo que indica la importancia del entendimiento entre Pyongyang y Washington que debe producirse tras los comicios estadounidenses del próximo 3 de noviembre.
En suma, Kim Jong-un una vez más ha mostrado su enorme poderío militar en un desfile que siempre simboliza la esperanza de una nueva etapa para el país, una nueva realidad política que no se puede torcer con el incremento de las tensiones en la península coreana y que sólo las conversaciones entre EEUU y Corea del Norte, además del entendimiento entre Seúl y Pyongyang conducirán a la firma de un tratado de paz, a un proceso de desnuclearización que garantice la seguridad del régimen, y a un lento y definitivo levantamiento de las sanciones internacionales.
Eso sí, el coronavirus, sin ningún caso detectado en el país, según sus autoridades, no ha mermado el “gran día” de los norcoreanos con motivo del 75 aniversario del gobernante Partido de los Trabajadores.