Pese a lo que algunos puedan creer, cuerpo y mente necesitan descanso, y más quizás ahora que muchos han estado sometidos a niveles extra de estrés y ansiedad. Las vacaciones son, por tanto, necesarias. Eso sí, nadie ha dicho que para disfrutarlas sea necesario recorrer cientos de kilómetros.
En cualquier caso, viajar a través de los sentidos es algo que todavía es posible y está al alcance de la mayoría. Y es que, a veces un simple olor o un sabor logra que uno se traslade a países y destinos en los que ni siquiera había estado antes.
Un buen Wiener Schnitzel nos trasladará a Austria, el pollo tandoori a India, la más rica pizza a Italia, las Bratwurst a Alemania, la papa a la huancaína a Perú y, por supuesto, la paella a España.
Degustar cualquiera de las especialidades de los países del mundo puede ser, además de sabroso, la mejor excusa para dejar volar la imaginación. A través de unos buenos tacos mexicanos en Madrid uno podrá trasladarse al mismísimo Teotihuacán, el lugar donde los hombres se vuelven dioses, a Chichén Itzá, una de las siete maravillas del mundo, visitar el pueblo mágico de San Cristóbal de Las Casas, trasladarse a las ruinas de Tulum o incluso disfrutar de un chapuzón en uno de sus cientos de cenotes.
Probablemente las cosas mejorarán y las restricciones de viaje y movilidad pasarán pronto a ser cosa del pasado, pero, mientras tanto, toca reinventarse y aprender a viajar a través de los sentidos, así que ¿por qué no empezar por el paladar?