En el caso de SpainNAB, la cifra de 229 millones de euros se ha calculado a partir de fondos gestionados desde España que han demostrado cumplir la definición de inversión de impacto de SpainNAB; es decir, invierten con intención de generar impacto positivo para la sociedad y/o el planeta, lo miden y además, ofrecen expectativa de rentabilidad financiera. Por el momento, los fondos españoles identificados se han concentrado en invertir exclusivamente en activos no cotizados.
En el caso de Spainsif, la cifra de 29.567 millones de euros en el año 2019 se ha calculado siguiendo la metodología de Eurosif y la de Global Sustainable Investment Alliance (GSIA), teniendo en cuenta las respuestas a un formulario sobre las estrategias de inversión que aplican las entidades encuestadas, con una muestra representativa del 65% del total del mercado de gestión de activos (403.268. millones de euros). La estrategia de inversión de impacto se entiende que es aquella que tiene en cuenta los riesgos ASG, la rentabilidad y el impacto medible. A efectos de cuantificar el impacto se atiende principalmente a métricas ambientales, así como a indicadores relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Con el objetivo de armonizar datos, ambas organizaciones tienen previsto un trabajo conjunto en los próximos meses para enriquecer las metodologías de sus respectivas investigaciones de mercado.
Durante la inauguración de la jornada, el presidente de SpainNAB, Juan Bernal, ha destacado que “la inversión de impacto es una tendencia al alza que impulsa un proceso de medición del impacto medible y cuantificable de la inversión en activos financieros muy diversos, que van desde la inversión en capital riesgo, determinados activos cotizados o la financiación bancaria a empresas de la economía social. Así, la inversión de impacto, junto con la inversión responsable y sostenible, supone un cambio de paradigma hacia la Economía de Impacto que persigue el SpainNAB”.
Por su parte, Joaquín Garralda, presidente de Spainsif, ha valorado muy positivamente el impulso de esta aproximación en el desarrollo cualitativo de la inversión sostenible: “Cada vez más los inversores institucionales y privados apuestan por ampliar su gama de productos que generen conscientemente un impacto social y ambiental positivo con rentabilidad financiera, lo que es un indicador del aumento de su demanda por parte de los ahorradores finales”.