Ahora bien, como en tantas áreas de la vida, los relevos generacionales son fundamentales para el mantenimiento de los proyectos y España tiene a un puñado de atletas que pueden dar muchas alegrías (algunas como Ana Peleteiro ya lo han hecho) a los espectadores.
El caso de la joven marchadora Raquel González puede ayudar y mucho. Ya compitió en los Juegos de Río de Janeiro 2016, en el Mundial de Atletismo de 2015 en Beijing y 2019 en Doha. Consiguió la medalla de bronce en la Copa de Marcha de 2019 en Alytus y ser ‘top 8’ en el ranking mundial de marcha de 50 kilómetros.
La atleta de Mataró viene trabajando además de una manera muy eficaz y atractiva en los últimos años su marca personal, gracias al interés que está provocando en medios de comunicación, en redes sociales y en las propias marcas que con sus patrocinios están contribuyendo a dar una formidable fuerza al deporte femenino.
No es nada fácil la medalla, tampoco el diploma. Pero ejemplos en la proyección pública y deportiva como el de Raquel, con nobleza y desparpajo, van en la línea de lo que necesitamos como sociedad y como país.