La campaña de Gobierno de Taiwán para su participación en este organismo internacional se centra en tres apelaciones a la ONU: (1) que adopte acciones inmediatas para solucionar la injustificada exclusión de los 23,5 millones de taiwaneses del sistema de la ONU; (2) que rectifique de inmediato su política discriminatoria con los ciudadanos y periodistas portadores de pasaporte taiwanés, a quienes se les niega el acceso, para visitas o reuniones, a las instalaciones de la ONU, y (3) que garantice que a Taiwán se le conceda el derecho a participar de forma igualitaria y digna en encuentros, mecanismos y actividades relacionadas con la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y hacer así mayores contribuciones.
La única razón de la exclusión de Taiwán de la ONU es la presión de la República Popular de China, que lo hace además sin una argumentación clara y válida, únicamente citando la Resolución 2758 adoptada en 1971 como base legal para la exclusión de la República de China (Taiwán).
Si embargo, tal resolución no menciona la reclamación china de soberanía sobre Taiwán, ni mucho menos autoriza a que la República Popular de China represente a Taiwán en el sistema de la ONU. La realidad es que la República Popular de China nunca ha gobernado Taiwán y que el pueblo taiwanés solo puede estar representado en el escenario internacional por su gobierno elegido democráticamente.
A juicio de Taiwán, negar la participación en la ONU de quienes tienen la capacidad de contribuir es una pérdida moral y material para el mundo, y resulta por ello necesario que la ONU considere a Taiwán como lo que es: un socio valioso y digno, dispuesto y capacitado para cooperar y contribuir a la sociedad internacional.
Por todo ello, el Gobierno de la República de China (Taiwán) considera que ahora más que nunca es el momento de que la ONU dé la bienvenida a Taiwán y que, haciendo justicia con los 23,5 millones de taiwaneses, le otorgue el sitio que merece dentro de esta organización internacional.