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LA VERDAD POR DELANTE

Enrique Calvet ha sido europarlamentario y es Presidente de ULIS.
Enrique Calvet ha sido europarlamentario y es Presidente de ULIS.

Un padecimiento español: el enfermo regional

· Por Enrique Calvet, ex europarlamentario y Presidente de ULIS

martes 30 de noviembre de 2021, 08:09h

Leemos estos últimos días que ante la súbita presión que se está ejerciendo sobre el sistema sanitario alemán (otro que debe ser el mejor del mundo) por un rebrote explosivo de los contagios por SARS COVID, el Gobierno en funciones teutón ha decidido organizar traslados de hospitalizados por todo su territorio, no importando en qué Autonomía haya enfermado la persona (allí los llaman “länders”), desde centros sanitarios saturados a otros más liberados. Por supuesto para los desplazamientos utilizará su ejército, la manera más eficiente, de largo, para proceder a acciones de salud pública de esa envergadura. Una operación nacional, de Estado.

Escribimos hace casi dos años que el sistema autonómico desarrollado en España, infinanciable, insolidario, estructuralmente desigualitario y esperpéntico era sin duda responsable de muchas muertes evitables durante nuestra terrible primera ola. Y no todas las muertes evitables lo fueron por la COVID, pero siempre por no poder atender los pacientes debidamente o a tiempo en centros supersaturados cuando existían, por temporadas, más desahogados centros. Pero éstos estaban allende las fronteras autonómicas y cambiar de taifa es tabú para un enfermo “español”. Sólo puede ser un enfermo regional. Por otra parte, recordemos la total infra utilización de nuestro ejército durante la mentada primera ola, o incluso el rechazo a su colaboración por parte de autoridades regionales de regiones particularmente castigadas. Una vergüenza que no dependió de nuestra delirante estructura territorial, sino de la impresentable actitud de nuestro Gobierno “nacional”.

Pero, tras dos años de experiencia (las primeras evidencias de SARS en España son del otoño de 2019) y vicisitudes en los que nuestros gobernantes, de cualquier Partido, tenían obligación de reflexionar, siempre pensando en el bien común de TODOS los españoles y remediar los aspectos letales del disfuncionamiento del Estado, ¿Dónde estamos? Ahora que puede temerse que nos ataque una ola ómicron de contagiosidad explosiva. ¿Dónde estamos?

En el más absoluto y deletéreo de los ridículos, sin paliativos. No sólo no se ha recuperado una mínima estructura y eficiencia de Estado para enfrentarse a emergencias y catástrofes brutales a nivel nacional, sino que resulta que según dónde viva en su patria un español, no sabe qué normas le protegen de la pandemia, y no sabe de qué instrumentos legales dispone su Gobierno regional para combatir el tsunami de la COVID, a capricho distinto de distintos jueces, que, según región, interpretan distintamente una Ley u otra. Sólo sabe que no es lo mismo enfermar en Galicia que en Murcia, o en Madrid que en Guadalajara (61km). Y, si se para a pensar, sólo sabe que el Estado ha desaparecido. Y ya lo dijo el sabio Ortega (y Gasset), España necesita dos cosas: un Estado, y ser gobernada. Se acabó.

Eso sí, mientras tanto un oreado diputado socialista renovado grita en el Parlamento que ETA ha muerto y que Franco vive. Así, sin despeinarse…

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