La primera es uno de los avances en el marco de la Cumbre de Glasgow. Se ha firmado un pacto para una alianza financiera que pretende llegar, a mediados de siglo, a las cero emisiones netas en las inversiones que realizan las entidades financieras. Es la Glasgow Financial Alliance for Net Zero(GFANZ). Ese “cero neto” no significa que vayan a invertir o canalizar fondos solamente a inversiones que no emitan CO2, sino que buscarán conseguir un equilibrio entre el CO2 que recortan y el que emiten. Pero aunque es evidente que debemos tomar como positivo este paso dado por los principales actores del sector, la verdad es que la alianza nace con debilidades: los acuerdos no son vinculantes, faltan mecanismos de control y, en general, falta credibilidad.
La segunda es anterior, nace en 2019, en la Cumbre General de las Naciones Unidas. Son los Principios de Banca Responsable o Principles for Responsable Banking (PRB). Los principios están diseñados para que los bancos tengan una guía que les ayude a alinear su negocio a los objetivos del Acuerdo de París. Estos son: alinear la estrategia comercial para contribuir con las personas y la sociedad, aumentar los impactos positivos y reducir los negativos de su actividad, trabajar con clientes y usuarios para fomentar prácticas sostenibles, participar y asociarse con partes interesadas para lograr los objetivos de la sociedad, adoptar una cultura de banca responsable y garantizar la transparencia respecto a los anteriores principios.
Por último, basado en los PRB y para concretar y ayudar aún más a las entidades financieras en su tránsito a un modelo de banca responsable, la Climate Safe Lending Network publicó en octubre su Good Transition Plan, una hoja de ruta para que los bancos se embarquen en el proceso de transición hacia un marco de gobernanza sólido, una correcta medición de riesgos e impactos basada en la actual comprensión científica, un papel de respaldo al mundo real y a la transición ecológica de sus propios clientes, etc.
"Si los bancos se limitan a tomar los compromisos con el clima como hitos impuestos no se podrán conseguir"
Las tres iniciativas nos muestran la gran labor y el cambio que tienen los bancos por delante, para ser buenos agentes de cambio en la transición a una economía y una sociedad sostenibles.
Tres reflexiones finales sobre ello.
La primera, la imposibilidad de que los bancos puedan efectuar dicho cambio si se limitan a tomar todos esos compromisos, acuerdos, principios, o incluso las diferentes legislaciones que están surgiendo (de las que no hemos hablado aquí) como unos hitos impuestos y lejanos a los que tratarán de acercarse. Si es así, difícilmente lo conseguirán.
Para la segunda reflexión nos referimos al escritor e historiador Yuval Noah Harari y su libro Sapiens, de animales a dioses. En el segundo capítulo, Harari nos sorprende al mostrarnos que vivimos en un mundo lleno de “realidades imaginadas”, y que una de ellas son las corporaciones o empresas. “¿En qué sentido podemos decir que Peugeot S.A. existe?”, se pregunta el autor. Lo mismo podríamos preguntarnos con cualquiera de esos bancos que deben realizar tantos esfuerzos… puesto que “el banco” no decide, no se esfuerza, no cumple o incumple. Estaría bien que nos concentráramos en que todos nosotros decidimos, nos esforzamos y cumplimos (o no). Por supuesto, los gestores actuales de esas instituciones son los que tienen más responsabilidad, los que deben estar concienciados y pilotar sus impresionantes empresas hacia la sostenibilidad, pero también sus empleados, sus clientes (nosotros), su competencia, etc.
Para la tercera reflexión, el mismo concepto de “realidades imaginadas”. Si Harari nos convence rápido de que estas “realidades imaginadas” (pese a no existir realmente, como si lo hacen los árboles o los leones) han sido la clave para que los humanos podamos colaborar en grupos grandes para alcanzar grandes objetivos, entonces solo nos queda desear que la empresa en la que todos debemos embarcarnos sin más dilación (empresa entendida como objetivo o camino hacia la sostenibilidad) sea la “realidad imaginada” que nos permita alcanzar los objetivos marcados, todos juntos… o, como dice Harari, la covid-19 habrá sido solo un pequeño aviso de lo que puede venir.