El nuevo método de revalorización de las pensiones supone un cambio de paradigma, ya que el instrumento para equilibrar el sistema de pensiones, según el Pacto de Toledo, dejará de ser el IRP y pasará a ser la aportación del Estado vía transferencias, lo que supone simplemente un cambio interno de localización del déficit, pasando de la Seguridad Social a la Administración General del Estado.
Por lo tanto, las medidas para equilibrar el sistema de pensiones quedarán insertadas dentro de las medidas para equilibrar las finanzas públicas en general. No obstante, como explica Gregorio Gil de Rozas, responsable de Pensiones de Willis Towers Watson, “seguiremos calculando el déficit contributivo ya que creemos que los impuestos deberían servir para pagar gastos no contributivos, ligados a la solidaridad o justicia social, y no a pagar gastos contributivos, lo que llevaría, en última instancia, a un sistema fiscal menos progresivo”.
El déficit contributivo de la Seguridad Social continúa corrigiéndose
Debido a que van desapareciendo del cálculo los peores trimestres de la pandemia, se observa que el déficit contributivo de la seguridad Social, pese a mantenerse en una cifra muy elevada -28.000 millones de euros- continúa corrigiéndose, mostrando un descenso con respecto al segundo trimestre de 2021. En cualquier caso, como aclara Enrique Devesa, coordinador del estudio y miembro del Observatorio de Pensiones de Willis Towers Watson, “con todo, la corrección del déficit no será completa porque una parte de la mejoría será absorbida por la salida de los ERTE y no por la creación de nuevo empleo, siendo ya imposible bajar del 2% a final de año -era del 1,59% a finales de 2019, antes de la pandemia-”.
En este contexto, está previsto que el Estado absorba todo el déficit de la Seguridad Social en el horizonte de 2023. Esto supone explicitar lo que ya viene ocurriendo desde que se agotó el fondo de reserva: financiar el déficit contributivo mediante préstamos o transferencias extraordinarias del Estado, trasladando el déficit de la Seguridad Social al Estado.
Así pues, en el futuro iremos viendo cómo va desapareciendo el déficit por operaciones no financieras, pero no ocurrirá lo mismo con el déficit contributivo, cuyo cálculo se hace más necesario para saber realmente cuál es la situación del sistema de pensiones contributivo.
Para Rafael Villanueva, consultor senior de Willis Towers Watson, “la ciudadanía debe conocer los efectos de esta práctica, que consiste en trasladar el esfuerzo que deberían hacer los participantes en el sistema de pensiones -afiliados y pensionistas- a toda la sociedad, la cual, en la parte que se recurra al endeudamiento, deberá hacer frente con impuestos, presentes o futuros, al desequilibrio del sistema.”
El Observatorio aclara también que los datos, tanto de déficit como de IRP, no podrán actualizarse hasta marzo de 2022 porque a principio de año se retrasa la publicación de datos para poder cerrar el del año natural, en este caso 2021.