Para los mercados el panorama no parece tan halagüeño, y quedan por aclarar algunas cuestiones:
¿El principio del fin de la pandemia significa también el principio del fin de la inflación?
No en todas partes y no inmediatamente. Aunque se perciben los primeros indicios de distensión de las cadenas de suministro globales, es probable que el proceso de normalización lleve varios trimestres. En primer lugar, el descenso de los costes de transporte y el incremento de la producción influyen sobre todo en los precios de los productos. Los precios de los servicios, en cambio, dependen en mayor medida de los costes salariales, donde estamos observando fuertes subidas, sobre todo en EE. UU., un factor que complicará el panorama pese la reincorporación de muchos trabajadores al mercado laboral.
Es probable que solamente se atenúe tasa de crecimiento anual de los precios de la energía.
¿Qué supondrá para la economía que se reduzcan las restricciones por la pandemia?
Probablemente se traducirá en una mayor demanda de viajes, eventos y otras actividades de ocio. Sin embargo, no será posible recuperar el tiempo perdido, por lo que la demanda contenida solo tendrá un efecto parcial. También se espera que la demanda de bienes de consumo, como los muebles, que aumentó considerablemente durante la pandemia, se estabilice poco a poco. La gran acumulación de pedidos que arrastra la industria manufacturera debería resolverse con la reducción de las restricciones y la mejora gradual en la oferta de productos semielaborados. En términos generales, el crecimiento debería seguir manteniéndose sólido a lo largo de este año.
¿Qué significa todo esto para los bancos centrales?
Varios bancos centrales, como la Reserva Federal estadounidense, han pasado a luchar contra la inflación en los últimos meses. Incluso aunque la inflación se modere en algunas áreas, es poco probable que sean muchos los bancos que se desvíen de esta senda por el momento. También tendrían que prestar menos atención a los riesgos a la baja de la pandemia, y es probable que continúe la reducción de los estímulos monetarios.
Esta aproximación inicial a un entorno pospandémico todavía está marcada por mucha incertidumbre. Sin embargo, una cosa está clara: habrá diferentes evoluciones tanto por países (¿quién sale y cómo de la pandemia?), como por sectores económicos e industriales (¿dónde se obtienen beneficios?; ¿dónde existen capacidades infrautilizadas?; ¿dónde podrían resentirse las ventas y los beneficios?). Es decir, un entorno ideal para los gestores de fondos activos y flexibles.
“Al final todo saldrá bien, y si no, entonces no es el final”,
Mercados en detalle
Asignación táctica: acciones y bonos
Muchas clases de activos han tenido un débil comienzo de año. La rapidez con la que se producirá el endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal estadounidense ha acabado provocando una reducción generalizada del riesgo en las carteras, impulsada también por el gran aumento de las cifras de infecciones y las crecientes tensiones entre Rusia y la OTAN.
Los datos económicos han sido muy dispares últimamente, tanto a nivel regional como sectorial. Mientras la economía estadounidense volvía a afianzarse a finales del cuarto trimestre de 2021, la ola de ómicron supuso un freno en Europa. En China aumentan los indicios de estabilización. La relajación gradual de las cadenas de suministro está ayudando a la industria manufacturera, mientras que el sector de los servicios vuelve a sufrir ante el invierno pandémico. En general, el crecimiento sigue siendo sólido y debería beneficiarse de la disminución de la preocupación por la pandemia a lo largo del año.
El miedo a la inflación continuará siendo probablemente un tema importante. Mientras que los precios de los productos podrían bajar cuando haya más mercancías disponibles, prevemos aumentos significativos en los precios de los servicios, un factor de lastre para todos los tipos de bonos nominales.
En consecuencia, es de esperar que prosiga el endurecimiento de la política monetaria. La Reserva Federal ha anunciado en su reunión de enero el inicio de un ciclo de aumentos de los tipos a partir de marzo. En este sentido, anticipamos al menos cuatro subidas de los tipos de interés a lo largo de 2022. Además, es probable que la reducción del balance comience en la segunda mitad del año, iniciándose así el camino de vuelta desde los máximos de liquidez globales.
En este contexto, se recomienda extremar la precaución. Sigue siendo aconsejable una elección más selectiva del enfoque de inversión en términos regionales y sectoriales.
Acciones
El inicio de un ciclo de subidas de tipos, comunicado con inesperada rapidez por el banco central más importante del mundo, la Reserva Federal, ha dejado su huella en los mercados bursátiles. De esta forma, se han visto perjudicados los valores de crecimiento sensibles a los tipos, sobre todo aquellos con modelos de negocio menos consolidados y más conceptuales. Sin embargo, sí se beneficiaron algunos sectores sensibles a los ciclos económicos y los valores financieros.
Seguimos esperando un entorno de beneficios constructivo, aunque puede que las elevadas tasas de crecimiento de los últimos trimestres ya no puedan alcanzarse debido a los efectos de base. Es posible que el viento en contra para muchas acciones venga de las valoraciones y no de las ganancias.
A nivel regional, el entorno actual podría poner en entredicho, al menos temporalmente, la superioridad que ha ostentado durante años el mercado de renta variable estadounidense. En Europa, Japón y también en los mercados emergentes, las acciones tienen valoraciones más bajas y la proporción de valores de crecimiento es inferior, mientras que existen más oportunidades en sectores cíclicamente sensibles. Sin embargo, el entorno sigue siendo volátil.
Bonos
Para el futuro, es probable que las preocupaciones sobre las consecuencias de la inminente normalización de la política monetaria y una reflación de la economía mundial mayor de la esperada ejerzan una presión creciente sobre los rendimientos de los bonos del G4.
Probablemente, esta tendencia se observe sobre todo en Estados Unidos, donde las subidas de tipos adicionales podrían reflejarse en la parte delantera de la curva de tipos (por ejemplo, en la franja de rendimientos a dos años). En la zona euro, es posible que por el momento sean los tramos a largo plazo los que muestren rendimientos más altos.
Por el momento, aunque no esperamos ningún ajuste de los tipos de interés oficiales del BCE este año, sí es probable que se intensifique el debate sobre este tema y sobre las
subidas de los tipos de interés en 2023.
Aunque los bonos corporativos deberían estar protegidos por una actividad económica robusta, también repercutirá en ellos el aumento de los rendimientos de la deuda pública (concepto clave: riesgo de duración).
Previsiblemente, los diferenciales de la deuda pública de los países periféricos de la zona euro deberían seguir recibiendo el apoyo de las compras de bonos que aún realiza el BCE, pero no se puede descartar la vulnerabilidad en un entorno de mayor aversión al riesgo.
Divisas
El dólar estadounidense sigue manteniéndose fuerte en un entorno de políticas de los bancos centrales y expectativas de tipos de interés cada vez más divergentes. Sin embargo, según los cálculos de nuestro modelo, parece estar sobrevalorado con respecto a la mayoría de las divisas de los países industrializados y también de los países emergentes.
Los factores adversos a medio plazo para el billete verde continúan persistentes; además de la alta evaluación, EE. UU. mantiene déficits gemelos, por lo que es probable que un estímulo fiscal adicional que se espera pronto siga generando nuevos déficits presupuestarios elevados. Ya podemos decir que el déficit por cuenta corriente se puede considerar significativo.
Materias primas
Desde una perspectiva histórica, las materias primas han demostrado ser la mejor cobertura contra la inflación elevada, seguidas de las acciones.
El precio del petróleo volvió a subir tras calmarse brevemente a finales de año. Puede que tenga que ver con la expectativa de una normalización de los hábitos de movilidad si pierde fuerza la pandemia. Otro factor a tener en cuenta será la posible intensificación del conflicto entre Rusia y Ucrania. Si se restringe el suministro de petróleo procedente de Rusia, es probable que el mercado del petróleo se contraiga notablemente, y lo mismo ocurrirá con el gas natural.
Los metales industriales, como el cobre, siguen siendo demandados a pesar de la desaceleración del crecimiento en China, aunque recientemente el precio del cobre se haya movido lateralmente. Por el momento, el oro también mantiene una tendencia lateral.